Primero tuvo que ceder Reebok, con un pago de 25 millones de dólares (19 millones de euros). Y ahora es es Sketchers la que cierra un expediente tirando de chequera. Había sido acusada por las autoridades que regulan el comercio en EE UU de exagerar con su publicidad los efectos tonificantes de las zapatillas que comercializan. Skechers, tras optar por aceptar un trato para zanjar la investigación, tendrá que abonar 40 millones de dólares (unos 31 millones de euros) y permitir a quien lo desee devolver el producto, aunque insiste en que nunca trató de engañar al consumidor.
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